15 de diciembre de 2007

Triste caminante nocturno [3ª]

  • Al atravesar la última calle se pueden ver los despojos humanos de la ciudad, personas que viven una realidad abstracta, personas que están a la sombra, son distintos a todo lo que vi antes, aquí son eternos, están condenados a vivir esperando, a vivir mintiendo, a vivir en la miseria, están condenados a ser observadores y mudos. No importa cuanto pase el tiempo, ellos siempre están ahí, para mostrarte lo poco que somos y lo lejanos que nos encontramos de la realidad, ellos solo aparecen de noche, son los rostros reales de la ciudad, son las flores pisoteadas, son los niños con los ojos muertos, los que caminan siempre a la sombra de los ángeles con alas quebradas, son los que duermen, siempre lo hacen.

Un camino que ya se hace eterno en cierto momento, ahora la calle esta solitaria y callada, no hay nadie a mi alrededor, esta bastante iluminada, a pesar de que de día paso siempre por aquí, de noche todo es distinto, a de ser la sensación como que todo esta descansando, quieto, vigilando al cielo, cielo que es negro, cielo sin vida. Mientras camino, todo en la calle se oscurece, por donde se mire esta oscuro, no hay ruido, y apenas se ven unas fugaces luces a mis espaldas, enfrente mío solo veo un abismo, y es a donde me dirijo, a un eterno olvido, ya todo sucede tan despacio, el tiempo transcurre tan apacible, apenas y me doy cuenta que sigo caminando, estoy en silencio, y en el silencio se escucha mi voz, voz que pronuncia su nombre, el que me aprieta el pecho, que me acongoja la garganta, que nubla mi ser, que mancha mi alma de tristes pensamientos, que sofoca mi aliento, que nutre mis sueños, sonrío, siento y sonrío, para aliviar, para olvidar. Entre toda esta oscuridad paso por debajo de un árbol, un árbol con flores, flores blancas, las que salen de noche solo para alegrarme, es lo único que crea luz, lo demás no existe, me ayuda a desaparecer, por un segundo, segundo que se hace eterno e inolvidable, tal cual como cuando la vi por primera vez, ese segundo que es toda mi vida, ese segundo cuando vi el cielo negro en tus ojos, ese cielo que me acompaña en mis largas caminatas nocturnas, en mis tristes y eternas caminatas sobre mi sombra, porque solo camino sobre ella, detrás de mi no hay nada mas que olvidos y melancolías, mas que miradas frías y perdidas, mas que vacíos y silencios.

  • El fin es ahora, al final del camino esta todo lo que te digo ser, no miro hacia atrás, se que no hubo nada y que todo siempre estuvo en mis ojos, envuelto en mis fantasías y mis miedos, ahora todo es olvido y yo junto con ello. En el final mi silencio no existe, sonrío a todo, aquí mi ser no existe, aquí todo es mentira, aquí soy un ciego, aquí no veo ni escucho, aquí soy feliz, feliz porque no siento, feliz porque me miento.

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9 de diciembre de 2007

Triste caminante nocturno [2ª]

  • Talvez seria mejor que no amaneciera, la noche se encuentra frágil y dormida, vulnerable, serena, a esta hora es el único momento que me siento bien, a esta hora es el único momento que puedo ver a los ojos al resto, los veo desde la oscuridad, oculto, intocable, me apiado de los que me rodean, y pido en silencio perdón por mi existencia, solo a esta hora, en estos momentos de noches hermosas y frágiles.

Atravesando ya un par de calles, me encuentro caminando por sobre un puente, el que pasa sobre un río que refleja bizarramente todo lo que se encuentra sobre él, me detengo a observar las luces que se fragmentan en sus turbias aguas, y veo mi reflejo, me veo rodeado de un oscuro cielo y de luces que se pierden, veo mi mirada viéndome desde abajo, me veo y me sonrío, me sonrío con los ojos cerrados, y con una de esas grandes y estupidas sonrisas, talvez no tenga importancia, pero en gran parte se que no estoy ahí viéndome. Ya es tarde, vuelvo a mi recorrido, y devuelvo mi mirada al suelo, donde se encuentran regadas mis frases y mis pensamientos, donde no se refleja nada y solo puedes ver las sombras del resto.

  • Siempre e creído que en los ojos de la gente es donde se ve toda la verdad escondida y oculta de sus vidas, las que no quieren ni ellos reconocer, la que los lleva a ser unos ciegos, los que en toda su vida han tenido vacío, al que temen, del que huyen, están siempre rodeados, como yo en este momento, de falsas luces que iluminan la oscuridad. Yo no soy muy distinto a ellos, yo también busco un reflejo mío en los ojos de los otros, pero al verlos solo encuentro unas palabras, que son igual en todos, las que me dicen que se sienten solos, las que me dicen que quieren ser escuchados, a las que respondo con un silencio, el que nace de mi alma, y que es reflejo de mi realidad.

Camino por la calle principal, donde todos corren sin saber a donde van, donde nadie respira, donde están todos juntos y olvidados, “¿y olvidan?”, olvidan todo lo que son, perdiéndose bajo sus ojos, perdiéndose en sus palabras, corriendo hacia el fin, el fin de todos, insaciables buscadores de miseria; con la mirada perdida, oculta, débil. A lo lejos, en una calle que atraviesa mi camino, de bajo de un farol se encuentra una persona desnuda, esta de pie mirando el suelo, esta rodeado de basura, esta delgado y sucio, no le veo el rostro, su cuerpo tiembla con el frío, busca en la luz un refugio, mientras que la luz busca en él su sombra. La perfecta imagen de la decadencia, sin esperanza ni futuro, solo, parado bajo una luz que muestra su vergüenza, su fracaso, mientras todo lo que le rodea esta bajo un cielo negro, frío y oscuro.

  • Ya es tarde y el resto al lado mío ya es poco o nada interesante, todo lo que veo son manchas, todo lo que escucho son gritos. Dejo de ver y dejo de escuchar, dejo de hablar, dejo de percibir mi ser, no duermo, nunca lo hago, mis sueños llegan cuando estoy despierto y llegan de noche, en noches frías y oscuras, llegan mientras camino bajo el cielo negro que me acompaña, llegan cuando sonrío al verte, llegan cuando no me ves, llegan cuando no me hablas; llegan y no se olvidan, mas bien se atasca en mi retina, se me atragantan, y todo se vuelve mas oscuro aun, sin salida, no tengo donde ir, solo me queda este camino, por el cual siempre voy, el cual me lleva a nada, el que creo que me deja en un fin, pero que es un comienzo, que es un siempre comienzo, en el que se repiten las cosas, las palabras, las imágenes, las miradas, las eternas y vacías miradas, los eternos silencios. Respiro, y todo se calma, todo se muere.

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5 de diciembre de 2007

Triste caminante nocturno [1ª]

Un cielo negro acompaña mi despedida, es un largo y solitario camino el que me espera, existen miradas, todas falsas, llenas de mentiras y vergüenzas. En mi camino veo a un ángel con la pintura de su rostro corrida, con el pelo largo y negro, todo sucio, sus alas están quebradas, se viste con trapos viejos y mira al cielo con envidia, a su lado se encuentra una niña, con la mirada fija hacia delante, no tiene brillo en los ojos, esta descalza y despeinada, de pie, detrás del ángel, al parecer nadie la ve ni siente, y el se encuentra inmóvil, esperando la mirada de los ciegos. Cruce la calle y me quede mirando desde lejos, me senté a ver el espectáculo, pero al parecer todo esta inerte, quieto, solo veo las luces desplazándose sobre la calle, luego de un tiempo se comienzan a juntar las personas alrededor del ángel estático, le lanzan monedas, y el ángel se mueve con gracia y elegancia haciendo reír a todos con sus celebres movimientos, es un lamentable y patético show, pero todos le aplauden y lo miran, casi despectivos, arrogantes, el ángel no los mira, el ángel siempre mira el cielo con melancolía en los ojos, con una serena y placida melancolía, que me llena de una incomprensible felicidad, en cambio la niña ni siquiera tiene un cielo, la niña solo tiene los ojos muertos. Corté una flor del parque, me acerco al ángel y se la lanzo, el me mira y me sonríe, luego cierra los ojos y mira nuevamente su añorado y lejano cielo, su oscuro cielo. Yo me alejo sin poder sentir nada, sin saber que es lo que dejo atrás, sin saber que fue lo que el ángel vio, sin saber nada de aquel miserable ángel en decadencia, me voy sin sentir un respiro, solo miro una vez mas desde lejos, oculto bajo la oscuridad, veo al ángel que se baja de la caja en la que estaba parado, recoge sus monedas y deja mi flor tirada, toma todas sus cosas y las pone sobre un carro, comienza a caminar, ahora su mirada se encuentra perdida, la niña camina siempre detrás de él, nunca a su lado, él ni siquiera la ve, no se si sabrá que esta ahí, ella no lo mira, esta siempre bajo su sombra, esperando una mirada. Caminan hacia un callejón oscuro y lleno de basura donde solo hay una luz intermitente alumbrando, entran en el callejón y se pierden bajo la noche fría y oscura. Miro hacia atrás, donde esta la flor que regale, esta toda pisoteada.
  • Sigo mi camino, intento llegar al fin, pero todo en mi esta confuso, aun no olvido, ni quiero olvidar, los sueños que me mantienen despierto; en ellos e bajado por largas escaleras conversando con quien no puedo ver el rostro; en ellos me hablan los que no tienen voz, me susurran al oído y me dicen que todo esta perdido; en ellos me encuentro solo, viendo como mi vida se vuelve felizmente vacía, cuando lo que amo me sonríe por primera vez. Es un sueño que se va repitiendo en distinto matiz, y es el que me acompaña en las largas y solitarias noches bajo el cielo negro, en donde todo lo que busco se encuentra en una mirada y en una voz, y por la cual no duermo, y por la cual no despierto, por la que se me hace interminable este camino al fin.

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